miércoles, 21 de octubre de 2015

AUTOESTIMA, EMPATÍA E INTELIGENCIA EMOCIONAL




He sido testigo el último año de las desastrosas consecuencias de las acciones de personas con bajos niveles de inteligencia emocional, se que esta es una realidad cotidiana que de alguna u otra forma, todos enfrentados. He querido rescatar, para la reflexión, algunos conceptos sobre el tema. Espero que puedan ser de ayuda para entender el comportamiento de algunas personas a nuestro alrededor y también, para analizar nuestro comportamiento frente a este tipo de personajes con notables limitaciones emocionales.

La autoestima es una actitud positiva hacia uno mismo que consiste en habituarnos a pensar, sentir y actuar de la forma más sana, feliz y auto satisfactoria que buenamente podamos, teniendo en cuenta el momento presente y el fututo.

La autoestima implica también conocernos a nosotros mismos, auto aceptarnos incondicionalmente, considerarnos en forma positiva y atender y cuidar nuestra salud, bienestar y desarrollo personal. A pesar de que a simple vista parezca lo contrario, la autoestima no es algo opuesto a la capacidad de ser sociable y la asertividad y la autoestima están muy relacionadas.

La inteligencia emocional se define como la habilidad de comprender y manejar nuestras emociones y las de quienes nos rodean, de la forma más satisfactoria y conveniente.

Podemos distinguir dos tipos de Inteligencia Emocional:

Inteligencia emocional intrapersonal. Es similar a lo que entendemos por autoestima aunque centrándose en los sentimientos. Debemos de darnos cuenta de nuestros propios sentimientos y deseos, de los estados de ánimo y de nuestros pensamientos, tener autocontrol de estas emociones, pero solo para mantenerlas en equilibrio y auto motivarnos.

Inteligencia emocional interpersonal. En las relaciones que mantenemos con otras personas, es la habilidad para relacionarnos de forma eficaz con nuestras emociones y las de los demás. Para esto hay que ser capaz de expresar adecuadamente nuestras emociones a nivel verbal y no verbal, ayudar a los demás a experimentar emociones positivas y reducir las negativas, conseguir que las relaciones interpersonales nos ayuden a conseguir nuestras metas, a realizar nuestros deseos y experimentar el máximo posible de emociones positivas y reducir las emociones negativas.

Un factor clave en la inteligencia emocional es la empatía, que no es más que la capacidad de ponernos en el lugar de otra persona y de considerar las cosas desde su punto de vista, comprendiendo también sus sentimientos, pero no es necesario compartirlos.

Las personas empáticas permanecen atentas a las señales verbales y no verbales de aquellos con quienes interactúan, siendo capaces de percibir no solo sus mensajes si no también sus deseos y sentimientos.

Para ser empáticos también tenemos que ser conscientes de nuestras propias emociones y saber manejarlas para impedir que se desborden, ya que captar las emociones de los demás supone estar atentos y percibir las señales sutiles que emiten.

Por todo esto, quien es capaz de sintonizar con su propio mundo emocional está más capacitado para comprender los procesos emocionales que experimentan los otros. 


@gantillano





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